miércoles, 8 de mayo de 2013

Arte urbano en las calles de Malasaña


El mítico barrio de Malasaña, como una vez dijo la dueña del Café Estar, lleva de moda más de 30 años. Son cientas las personas que lo recorren de forma diaria y nos atreveríamos a decir que también son cientas las personas que se sorprenden con la decoración de sus calles.
Las flores asomadas en los balcones, el espíritu bohemio de los vecinos y la música de las tiendas se amoldan al cambiante arte urbano del barrio. No es raro encontrar nuevas pintadas como graffitis en murales o mensajes reivindicativos plasmados en las paredes. Aunque también los comerciantes utilizan este arte callejero de pintura y pegatina para atraer a los clientes y decorar su establecimiento.

Uno de los grandes atractivos en relación a la decoración del barrio es la Joven caminando. Esta estatua, que representa a una estudiante con carpeta y mochila al hombro, es la referencia habitual para encontrar la plaza San Ildefonso. 

 

 Pero si queremos ver color, lo mejor es acercarse hasta la plaza Juan Pujol o, como muchos la conocen, “la plaza del Madroño”. Esta plaza es punto de reunión: por la mañana las terrazas están llenas de vecinos que acuden a desayunar con periódico en mano, por la tarde muchos van a cenar a la terraza de la pizzería y por la noche cientos de jóvenes la abarrotan con intención de visitar las zonas de marcha.
Por la mañana los graffitis iluminan la plaza.

   

Como antes decíamos, muchos comercios utilizan el arte callejero para publicitar sus locales. Entre ellos encontramos La Gata Flora, un restaurante situado en la calle San Vicente Ferrer, 33.
Aunque no te suene el restaurante, seguro que te suena este gato:


Totalmente mimetizados con la zona, en cuanto a la decoración y el espíritu  del barrio, aparecen La Granja Flor de Mayo, actual Casita Azul y  Espíritu 23.
La Granja Flor de Mayo se sitúa en la calle Dos de Mayo nº 3 y nace como punto de encuentro para los vecinos y “homenaje a la Madre Naturaleza y sus ancestros”.


Espíritu 23 es una sala multiuso definida como sala de espacio de trabajo, creación y cambio. La sala ofrece a los vecinos el espacio para facilitar y dar vida a sus ideas. Los murales fueron decorados por Ricardo Cavolo.

Las paredes del barrio de Malasaña tienen tanta vida como sus cohabitantes.
Si nos fijamos bien, no sería extraño encontrarnos con las figuras desnudas de Borondo por las calles, unas mujeres sin rostro aparecen en fachadas despejadas del barrio, o con las obras del colectivo de arte urbano Yipi Yipi Yeah. 
   

       


Por el barrio también encontramos muchos más mensajes que a golpe de pegatina o spray quedan a los ojos de los viandantes. Algunos, simple ornamento y otros, puros actos de concienciación que aparecen para abrir los ojos de los vecinos del barrio, madrileños de visita o turistas que pasean en el que, quizá, sea el barrio más inspirador de Madrid.






 






martes, 7 de mayo de 2013

Vuestro espacio

En "Sucedió en Malasaña" tenemos en cuenta lo más importante: vosotros, nuestros lectores. Por eso, no podíamos poner este blog en marcha sin antes saber vuestras opiniones.



domingo, 14 de abril de 2013

¿Por qué Malasaña?


Si has decidido entrar en este blog algún motivo tendrás ¿no? Puede que te encante el barrio madrileño de Malasaña, porque tal vez seas uno de esos modernos (con gafas de pasta y estilo bohemio) o puede que seas un turista en tu propia ciudad y vengas buscando información sobre sitios nuevos, o quizás hayas caído sin más, en nuestras manos y esperes salir encantado de aquí.

En Sucedió en Malasaña no se nos escapará ni el más mínimo detalle de este barrio. Te mostraremos la cara oculta de cada una de las calles que lo recorren. Artistas callejeros, bares históricos, lugares donde relajarte o salir de fiesta. Nosotros seremos esa ventana que te permitirá conocerlo desde un punto de vista diferente y siempre ofreciéndote las anécdotas más curiosas de esos lugares.

¡TODO PUEDE SER EN MALASAÑA!

sábado, 23 de febrero de 2013

Manuela Malasaña


Manuela Malasaña Oñoro es heroína y leyenda del barrio y la calle madrileña que ahora tienen su nombre. Fue una de las víctimas del Levantamiento contra las tropas napoleónicas el 2 de mayo de 1808.
Manuela Malasaña Oñoro era la hija de un panadero francés, de nombre Jean Malesange y de su esposa Marcela Oñoro. Tenía la profesión de bordadora y vivía con su familia en la calle de San Andrés, número 18. Tenía tan solo 15 años cuando murió. Son dos las versiones aceptadas sobre su muerte.
La primera de ellas fue defendida por Fernández de los Ríos, el cual afirmó que la joven se incorporó a la defensa del Parque de Artillería de Monteleón desde el balcón de su casa a las órdenes de los oficiales Luis Daoíz y Pedro Velarde. Su madre y ella estaban suministrando municiones y pólvora a su padre, que luchaba contra el ejército enemigo, cuando una bala la alcanzó. Cuenta la leyenda que su padre siguió luchando con el cadáver de su hija en brazos.
La otra versión sitúa a Manuela Malasaña en el taller donde trabajaba como bordadora. La dueña del mismo no dejaba salir a las jóvenes hasta que cesaran los disparos. Cuando Manuela salió del taller unos soldados franceses la abordaron queriendo abusar de ella y ella trató de defenderse con las tijeras que llevaba. Otros cuentan que los soldados la registraron y al encontrar las tijeras la acusaron de poseer un “arma de guerra” y la mandaron ejecutar.
Malasaña fue enterrada en el Hospital de la Buena Dicha, en la calle de Silva, fundado en 1594, que acogía a la gente pobre.